Ir al contenido principal

El Estudio de los Fenómenos Políticos y el Enfoque de los Sistemas, Por Guillermo Martínez Vílchez




                                                                            
                                                                            INTRODUCCIÓN:

Las líneas que siguen tienen como objetivo general desarrollar uno de los enfoques en el campo de la literatura politológica que ha adquirido cierta hegemonía en los análisis: nos referimos al “enfoque sistémico”; aunque se considera pertinente hacer unas aclaratorias anticipadas.

Hay un consenso en una gran cantidad de teóricos en denominar a la ciencia política como una “disciplina plural” (Harto de Vera, 2005) en el sentido de que ha abrazado una multiplicidad de enfoques, para dar cuenta de sus principales fenómenos. No obstante, esa unanimidad se quiebra cuando el ejercicio consiste en denominar con un mismo término a esta multiplicidad de perspectivas. Desde la referencia a “escuelas”, “teorías”, “sectas”, y “enfoques”; cada uno de estos términos parece revelar una dificultad en la unificación de criterios, pero optamos por seleccionar como más adecuado el calificativo de “enfoques”. (Harto de Vera, 2005).

De acuerdo a una exhaustiva explicación que presenta Fernando Harto de Vera (2005) en su texto “Ciencia Política y Teoría Política contemporánea”,[1] el calificativo de “enfoque” es más preciso, en el sentido en que, por un lado, el término “secta” carga con un significado negativo, que no da cabida a la imagen de la disciplina como dimensión de la pluralidad. Del mismo modo, el término “escuela” plantea un modelo que hace referencia a la idea de “maestro/discípulo” y evoca una sensación de relaciones jerárquicas; lo que impide ajustarse a la visión politológica contemporánea. Por su parte, el calificativo de “teoría” es impreciso para esta ocasión, fundamentalmente porque se trataría de un término constitutivo de los diversos enfoques, pero no es su único elemento; de modo que se estaría nombrando a la totalidad como si fuera una parte. (Harto de Vera, 2005).

En este sentido, la atención debe estar puesta en la utilidad que carga la utilización del calificativo “enfoques” sobre los demás. Como plantea Javier Roiz (1980)[2] citado por Harto de Vera (2005) “el concepto de enfoque encierra una doble idea de «camino a la realidad» más «estrategia»”. El concepto de enfoque se construye en referencia al objeto de estudio, las asunciones epistemológicas y la metodología” (p.134).[3] Justamente, esta nota aclaratoria resulta pertinente porque el objeto de esta presentación consiste en desarrollar uno de los enfoques de la Ciencia Política con amplia cobertura: el enfoque sistémico, que desde el siglo pasado ha sido empleado como modelo de análisis, o, mejor dicho, como camino para aproximarnos desde la disciplina a la realidad.

1.-El lugar del enfoque sistémico en la Ciencia Política:

De acuerdo con Harto de Vera (2005), el enfoque sistémico se ubica entre los principales de la Ciencia Política, siendo la motivación de su desarrollo la necesidad que existía en la disciplina de incrementar “la capacidad explicativa y comprensiva del análisis político” (p.141). En el contexto de la crisis de los paradigmas tradicionales en la disciplina, emergió el enfoque sistémico, aunque no como una nueva teoría, en el sentido en que representaba la aplicación al campo de la política de la Teoría General de Los Sistemas, propuesta por el biólogo Ludwig von Bertalanffy (Harto de Vera, 2005).

Bertalanffy no sólo ejercería influencia sobre David Easton[4], ya que también repercutiría en la labor teórica de autores como Gabriel Almond, y Binham Powell,[5] y Karl Deutsch[6]. La Teoría General de los Sistemas serviría, finalmente, para aplicar parte del conocimiento de la biología y de la física, al estudio de las ciencias sociales. (Harto de Vera, 2005).

Ciertamente, existe una gran variedad de modelos a lo interno del enfoque sistémico, desde los clásicos, mencionados en párrafos previos, hasta L.W. Pye[7], F.W Riggs[8], García,[9] entre muchos otros. No obstante, el interés de la siguiente presentación estará colocado en el aporte de Niklas Luhmann al enfoque sistémico, y su relevancia para la comprensión de la teoría de la democracia en la sociedad contemporánea.

2.-Análisis de “La teoría política en el Estado de Bienestar”[10] y su aporte a la comprensión de la democracia contemporánea  

El enfoque luhmanniano se separa de la teoría tradicional de los sistemas y se inscribe en el marco conceptual de la autopoiesis. Al respecto, conviene señalar que la teoría de los sistemas luhmaniana se plantea como una teoría política no normativa, y que se aparta de los esquemas enraizados del behaviorismo. (Vallespín, 1993).

En este marco, el texto La teoría política en Estado de Bienestar es uno de los más importantes escritos políticos de Niklas Luhmann, dedicado al estudio de la dinámica del sistema político en general. En lo tocante a la comprensión de la realidad, este autor se ha interesado por ofrecer explicaciones a los hechos del acontecer político desde una visión estructural y holística; tal como lo expresa Fernando Vallespín: “a este respecto conviene dejar sentado que la teoría luhmanniana, como la teoría social clásica, aspira a ofrecer una teoría general de la sociedad. Sus trabajos sobre el sistema político constituyen, pues, una de tantas parcelas sobre las que fija su foco de interés” (Vallespín, p. 10).

3.-Teoría y circularidad

Su énfasis teórico se muestra en su pretensión por elaborar una teoría de la sociedad que no tiene un centro del cual partir, para observar y poder describir la complejidad de la realidad. Ello coloca al investigador en una situación delicada donde no puede ubicarse como un observador externo a los procesos que estudia; de modo que “quien observa debe someter su descripción a una observación recursiva de su propia tarea. Observador y observado forman parte del mismo objeto descrito, y lo quiera o no, el observador reencuentra en la observación de lo que observa” (Vallespín, p. 12).

4.-Diferenciación social y sistemas sociales

Para comprender el modelo de Luhmann conviene conocer su teoría de la evolución social, a partir de la cual deriva su concepto de sistema social y su funcionalidad como herramienta explicativa. (Vallespín, 1993).

Vallespín (1993) hace la siguiente aseveración “la teoría de Luhmann es, como la propia teoría social clásica, una teoría de la sociedad moderna. Y, como en aquélla, nos encontramos aquí también con una reflexión sobre la sociedad contemporánea desde un estudio de sus procesos constitutivos” (p.12).

Para Luhmann la evolución social debe ser comprendida “como un proceso de diferenciación, de selectividad social constante a través de la articulación de un complejo entramado de roles, normas, instituciones, etc.” (p.12).

Nuestro autor establece una tipología de la diferenciación social, la cual, según él, permite explicar la evolución de la sociedad, para poder hacer más comprensible su interpretación de los hechos que tienen su lugar en la realidad. En su perspectiva, el proceso de diferenciación al cual alude se ha expresado de tres maneras: como diferenciación segmentaria, diferenciación estratificatoria, y la funcional. De acuerdo a su análisis, estos tipos de diferenciación pueden corresponderse con distintas etapas de la evolución social de la humanidad. Entre ellas, la diferenciación funcional es la que ha podido definir más ajustadamente los procesos que ocurren en la realidad social contemporánea.


En este marco, según Vallespín (1993), entonces, el concepto de sociedad en Luhmann debe ser interpretado como un tipo de sistema funcionalmente diferenciado, en donde no se puede comprender la dinámica general de las relaciones sociales desde la atención a un subsistema en particular que prevalezca sobre los demás, sino como resultado de la interacción de todos. Como afirma el propio Vallespín:

Luhmann parte, en efecto, de la idea común al enfoque convencional de la teoría de los sistemas, de que en la sociedad moderna ninguno de sus dominios funcionales prevalece sobre los demás. La sociedad no se puede aprehender, por tanto, desde supuestas categorías centrales como «sociedad civil/Estado», «sociedad capitalista/sociedad socialista», u otras. Sólo a partir de su definición como sistema funcionalmente diferenciado, integrado por distintos subsistemas (política, derecho, educación, religión, familia, etc.) puede sacarse a la luz toda su multiplicidad. (p.13)

La presencia de una multiplicidad de subsistemas en la sociedad se justifica, en tanto y en cuanto permite manejar la “complejidad”, que se corresponde a cada dimensión funcionalmente diferenciada; esto quiere decir que cada uno de los sistemas son un producto que se deriva la selección de hechos, y situaciones que tienen lugar en la cotidianidad.

5.-Complejidad y contingencia:

En la teoría Luhmanniana se deben considerar dos conceptos fundamentales para la comprensión de los hechos: estos conceptos son el de Complejidad y el de Contingencia (Vallespín, 1993).

Según Fernando Vallespín, en Luhmann el concepto de complejidad se debe comprender como “la existencia de un conjunto de posibilidades superior a las que de hecho pueden ser realizadas y exigen algún tipo de selección entre ellas.” (Vallespín, p. 14).

Mientras que el concepto de contingencia se refiere a “la existencia de esas otras posibilidades, a la presencia de alternativas o formas funcionalmente equivalentes de lidiar con una realidad compleja” (Vallespín, p. 14).

6.-La autorreferencia y autopoiesis:

Al emprender un estudio de la sociedad, Luhmann se interesó por indagar y explicar sus procesos constitutivos fundamentales. En este sentido, el autor parte por considerar que todo sistema debe abrazar dos procesos esenciales, mediante los cuales puede asegurar su propia funcionalidad: la autorreferencia y la autopoiesis. 

6.1) La autorreferencia: tiene que ver con la facultad que adquiere un determinado sistema para ser consciente de sí mismo, y la pericia para saber establecer sus límites con respecto al ambiente que lo rodea y en el cual se haya situado. En este sentido, para asegurar su autorreferencia todo sistema debe verse inclinado a establecer una diferenciación entre aquello que se encuentra adentro de sus límites, y todo lo que se sitúe fuera de sus fronteras.

Con la autorreferencia es posible, entonces, que el sistema pueda auto-observarse, y con ello asegura su capacidad para establecer discriminaciones entre aquello que forma parte de su ámbito de acción frente lo que es ajeno a él. De modo que, la delimitación entre sistema y entorno de ese sistema se transforma en un asunto derivado de ese primer requerimiento.

6.2) Autopoiesis: tiene que ver con la capacidad de todo sistema para generar su propia organización y producir sus propios elementos constitutivos. De acuerdo a una aseveración que hace Fernando Vallespín, se trata de un concepto que Luhmann toma de las ciencias biológicas, a partir de la publicación en 1974 de la obra “Autopoiesis: the organization of living systems, its characterization and a model. Biosystems”[11] de los científicos chilenos F.Valera y H.Maturana. La particularidad de este concepto es que refleja el tránsito en la teoría de los sistemas, de abandono del paradigma mecanicista en los análisis, para concentrarse en un modelo que ahora permite comprender los sistemas como seres vivos.[12]

La autopoiesis en la teoría de los sistemas, en Luhmann, se refiere entonces a la facultad que estas entidades tienen para componer de manera autónoma su identidad, y su propio margen de diferencia, frente a los demás subsistemas; al tiempo en que también se manifiesta como la capacidad de procesamiento de la información y manejo de las relaciones con su ambiente. En este marco, el sistema adquiere la posibilidad de producir por sí mismo  sus límites, procesos y elementos, aunque de esto se excluiría el entorno material donde tendría asentamiento (Vallespín, 1993).

7.-El rol de la comunicación en el enfoque sistémico:

La forma como se lleva a cabo el proceso de autopoiesis en el sistema Luhmann lo asocia al factor que se genera y se expande a lo interno de ellos: a las comunicaciones. En términos generales, se puede argumentar que la sociedad Luhmann la observa como una interacción de comunicaciones, donde cada subsistema funcionalmente diferenciado cuenta con un medio de comunicación particular (llámese Dinero, Poder, Religión, etc.) que alimenta la dinámica a lo interno de estos sistemas, garantiza los procesos de autorreflexión, al tiempo en que les otorga sentido a sus propias funciones.

Desde los procesos de intercambio comunicativo, entonces, es posible emprender el ejercicio de observación sobre otros subsistemas, y ocurren dos fenómenos que Luhmann referirá en los siguientes términos: penetración e interpenetración. Con lo primero, el autor se referirá a aquel proceso cuando un sistema determinado coloca a disposición de otro sistema la complejidad que los compone, en este sentido ocurre la penetración. Mientras que la interpenetración sólo tendrá lugar cuando la observación de la complejidad sea un proceso bidireccional, entre dos subsistemas en interacción. (Vallespín, 1993).

8.-Sistema político y el Estado de Bienestar

La teoría política en el Estado de Bienestar Luhmann la presenta como un modelo de aplicación de su teoría sistémica general, para explicar el sistema político, que a su vez muestra la influencia del contexto en el cual fue creado: la crisis del Estado de Bienestar. (Vallespín, 1993).

En términos puntuales, siguiendo las consideraciones realizadas por Vallespín, se puede afirmar que el texto de Luhmann tenía la pretensión de plantear el problema de la crisis del Estado de Bienestar, pero desde la perspectiva de la teoría de los sistemas. En este sentido, la visión luhmanniana ensambla un complejo de conceptos sistemáticamente entrelazados para presentar, a su vez, la realidad al mismo tiempo como si fuera un sistema. (Vallespín, 1993).

La visión que el autor tiene de la Sociedad se presenta como una dimensión sin un agente central que ejerza control sobre los demás ámbitos: como no duda en afirmar: “una sociedad que está escindida en sistemas funcionales no dispone de ningún órgano central. Es una sociedad sin vértice ni centro” (Luhmann, p. 43). A partir de lo cual se abre una brecha entre la forma cómo la Teoría Política tradicional concebía la dinámica en la sociedad, frente a una perspectiva contemporánea que adopta otra forma explicar los hechos sociales.

El siguiente recuadro tiene como propósito ilustrar este cambio de concepciones:


LA TEORÍA POLÍTICA TRADICIONAL
LA PERSPECTIVA DE LUHMANN

Mientras que para la Teoría Política tradicional los centros de poder de la sociedad son el Estado y la Política...

El modelo luhmanniano sostiene que, considerar como centro a la política en una sociedad funcionalmente diferenciada, implica destruir a esta propia sociedad. Es necesario recordar que, para nuestro autor, “una sociedad que está escindida en sistemas funcionales no dispone de ningún órgano central. Es una sociedad sin vértice ni centro” (Luhmann, p. 43).

En la Teoría Política tradicional el sistema político podía “tematizar” sus límites. Desde este enfoque la figura del Estado era el elemento desde donde podía efectuarse la autodescripción del sistema político. (Vallespín, 1993).

En este orden, como el Estado es la herramienta que permitía esa autodescripción, es desde esa figura en que comienza a configurarse el concepto de la política. (Vallespín, 1993).


Siguiendo la interpretación de Vallespín, de acuerdo a este enfoque, la política, entonces, deja de ser un elemento equivalente al Estado y pasa a transformarse en una dimensión que es determinada directamente por él. (Vallespín, 1993).




Precisamente, en medio del desarrollo del modelo de Estado de Bienestar, se conserva la noción de otorgar a la política una responsabilidad general sobre toda la sociedad. Pero las consecuencias más directas de estas competencias universales se mostrarían en la figura de un Estado en situación de incapacidad, y limitado en sus acciones políticas para influir en el entorno y resolver los principales problemas que debe manejar, ante la ausencia de límites claros en sus funciones. (Vallespín, 1993).

El problema principal del cual adolece este modelo, Luhmann lo refiere sintetizadamente como “el desbordamiento del Estado por la política”. En su perspectiva, el Estado de Bienestar se apoya sobre una noción de la política desde donde se generan situaciones, que derivan en problemas más complejos, los cuales difícilmente puede atender y resolver, pero que en cierta forma son resultado de sus pretensiones de responsabilidad global. (Vallespín, 1993).

Además, en el diagnóstico de Luhmann el problema que se le presenta al sistema político en la realidad contemporánea se refleja en la incapacidad que este tiene para poder explicar sus funciones y las de los demás subsistemas. La pregunta ordenadora inquiere entonces “¿cómo puede cumplir su función?”. (Vallespín, 1993).

El desarrollo del Estado y la configuración del sistema político en la perspectiva tradicional:

En la medida en que el Estado se posicionó como principal autorreferente del Sistema Político, se pudo ir estableciendo una diferenciación de este sistema frente a los demás; a partir de lo cual logró tematizar sus límites y adquirió también su autonomía, ya que se ubicó como principal autorreferente desde donde se concedería el sentido a las demás nociones y conceptos fundamentales de la política. (Vallespín, 1993).

Ahora bien, de acuerdo a la interpretación que hace Vallespín, no fue sino hasta la institucionalización del Estado Constitucional cuando esta entidad política adquiere un tipo de “neutralidad jurídica” en relación a los enfrentamientos políticos con los cuales muy a menudo solía lidiar. En este sentido, nos referimos al comienzo de una nueva etapa cuando el Estado adquiere independencia, ahora no sólo frente a la sociedad, sino también ante la propia idea de la política. De esta manera, se trataba de una conceptualización del Estado como una figura compleja que promovía la convivencia, a pesar de los conflictos y las discrepancias políticas. (Vallespín, 1993).

Conforme a esta lógica, se trata de un sistema que, mediante la autorreferencia y autodescripción, como Estado, conduce a la política dentro de un esquema jerárquico, y cargaba con efectos de naturaleza jurídica a las decisiones con consecuencias políticas. De esta forma, se plantea una idea de la política como dimensión circunscrita a los límites del sistema por medio de la referencia al Estado como elemento identitario. (Vallespín, 1993).

Según Vallespín, con el desarrollo de una reflexión teórica en torno al Estado, se pudo contar con algunas herramientas del pensamiento para delimitar las funciones y límites del Sistema Político, encarnado en la forma de Estado Constitucional; aunque sería un fundamento teórico que a la larga no daría cabida a los procesos de desarrollo social futuros. (Vallespín, 1993).


El desarrollo del Estado de Bienestar y las dificultades para determinar las funciones del sistema político en la realidad contemporánea:
En el diagnóstico de Luhmann la teoría tradicional del Estado no tomó en cuenta el proceso evolutivo de la sociedad. En su perspectiva no se percató que la forma tradicional del Estado podría derivar en nuevas formas de organización social. Justamente, el Estado de Bienestar aparece sin la previsión de aquella, y sin el soporte teórico adecuado, en el sentido de como ocurrió con el Estado Constitucional que se cristalizó como teoría.

En este sentido, el Estado de Bienestar nace como consecuencia de procesos de cambio social y de objetivos políticos, carentes de algún entramado teórico definido o concreto. En razón de lo anterior es que Vallespín infiere que el propósito central de Luhmann precisamente tenía la intención de reflexionar en torno a la Teoría Política en el Estado de Bienestar, para revelar sus carencias y proponer una teoría que pudiera contribuir a fijar los límites del sistema político tan requeridos.

En términos generales, Luhmann observa la crisis del Estado de Bienestar como un resultado de la ausencia de una teoría sobre la idea de la política y sus límites. En su perspectiva, las dificultades para establecer procesos de transparencia a lo interno del sistema político y en la comunicación con otros subsistemas es lo que ha derivado en la crisis, de modo que todo se reduce a un problema de ajuste entre el sistema y su entorno.

El rasgo determinante en el Estado Social se ubica en la constante incorporación de numerables asuntos, de intereses y de temas como si fueran competencia de la política. Precisamente esto ha hecho que la autodescripción del Estado no se ubique ahora exclusivamente en la esfera institucional, puesto que también tendrá lugar en las expectativas y las pretensiones que formule y acobije.


9.- La crisis del Estado de Bienestar y la necesidad de un enfoque sistémico:


De acuerdo con Vallespín (1993), luego de haber abordado en un sentido comparado la forma cómo la teoría tradicional concibe la idea de sociedad, otorgando un papel central a la política y al Estado, desde donde define los límites del sistema político; y en contraste, al observar las condiciones de insuficiencia en la Teoría Política contemporánea,  que no puede explicar las funciones y los límites de la política, lo cual se ha reflejado en la crisis del Estado de Bienestar, Luhmann ha hecho énfasis en el estado del sistema y su pérdida de control directo sobre una cantidad de temas que ha asumido como si fueran asuntos de su competencia. Como resultado de la sobreatención a las necesidades, éstas se han reproducido en un sentido inimaginable, con expectativas que se hayan superando las verdaderas capacidades con las cuales cuenta el aparato estatal para satisfacer los reclamos sociales.

La aparición de la forma de Estado de Bienestar se hizo sin contar con una reflexión teórica que sirviera de soporte. Esta situación el autor la interpreta más como un problema de naturaleza teórica, o mejor dicho “de falta de reflexión de la política sobre sus propios límites” (Vallespín, p. 23). En este orden, la crisis del Estado de Bienestar Luhmann la desentraña como un problema de arreglo entre el sistema y el entorno, esto es, de la imposibilidad de establecer barreras entre las áreas de competencia, y de sostener a la vez relaciones comunicativas en el sistema político con transparencia a lo interno de su propia estructura, y con otros subsistemas.

En este sentido, nos encontramos frente a un proceso de desbordamiento dentro de las inmediaciones del propio sistema político. La forma como son resueltos los problemas en la forma de Estado Constitucional, apelando a los instrumentos jurídicos, pierden fuerza debido a que se trata de una situación donde el Estado de Bienestar ha perdido el control de los ámbitos que ha asumido como espacios de su responsabilidad. Tal cual como el propio autor lo expresa “el sistema político, edificado como Estado de Bienestar, se introduce en una relación social y, por tanto, en una relación con el ambiente que él mismo ya no puede controlar” (Luhmann, p. 119).

CLAVES PARA RESOLVER LA CRISIS:

En el marco de este diagnóstico, Vallespín advierte que Luhmann considera fundamental desarrollar un concepto de naturaleza restrictiva y no expansiva de la política. Un concepto expansivo de la política es el que ha venido conduciendo la dinámica del Estado de Bienestar hacia una crisis sin precedentes; en su lugar, la propuesta de nuestro autor plantea un tipo de concepto de la política como un sistema funcional entre otros tipos, que puede identificar sus propios límites y orienta sus actividades a través del principio de la eficiencia. (Vallespín, 1993).

Justamente, el tipo de razonamiento sistémico adquiere relevancia para pensar la crisis del Estado de Bienestar, porque propone un concepto de política que debe ser consciente de sus vínculos con otros sistemas funcionales, con los cuales debe asegurarse en mantener una relación comunicativa adecuada, por resultar esenciales para el intercambio de influjos sin afectar los estatus de autonomía respectivos. (Vallespín, 1993).

En términos puntuales, la propuesta de una teoría política en el Estado de Bienestar, a la luz de la interpretación que hace Vallespín de Luhmann, pretende promover una reflexión que considere los siguientes elementos:

Ø  En primer orden, desarrollar un entramado teórico que tome en cuenta los instrumentos políticos y administrativos desde donde se puedan solventar determinados problemas con la identificación de sus limitaciones. La necesidad de poder ser conscientes de los recursos y medios disponibles en el sistema político se convierte en un elemento prioritario; muchos de los problemas asociados a la aplicación de políticas se encuentran relacionados a la falta de previsión de los recursos disponibles; una situación que deriva en el choque de una cantidad de expectativas superior a la cantidad de respuestas a los reclamos; lo cual deriva en riesgos, conflictos e inestabilidad.
.
Ø  Una de las funciones más importantes de todo subsistema que compone la sociedad en general es conservar su autodescripción y diferenciación. El sistema político debe inscribirse en esta misma línea.

Ø  En este sentido, todo sistema deberá ser consciente de que la imposibilidad de resolver un problema determinado indica que esa dificultad probablemente podrá ser resuelta por otro subsistema que sí posea los recursos; a partir de lo cual adquiere su conciencia en sus límites.

Ø  El reconocimiento de los límites de la política, al cual alude Luhmann, implica que el sistema político sea consciente de los problemas que no puedan ser resueltos en sus inmediaciones.

Ø  El sistema político debe lograr restablecer un proceso de comunicación claro a lo interno de su propia estructura.
Ø  Justamente, el enfoque sistémico adquiere relevancia para la Teoría Política en sentido de hacer más comprensible las razones de la crisis del Estado de Bienestar, o del estado de crisis de la política en la contemporaneidad. A la luz de este modelo se explica cómo la política, a pesar de ser un subsistema más dentro de la sociedad, se ha inclinado por resolver otros problemas que no se encuentran en su radio de acción; lo que ha derivado en una crisis de funciones. En este sentido, el enfoque sistémico manifiesta su importancia explicativa.

10.- La idea de la democracia en Luhmann

De acuerdo con Fernando Vallespín, Luhmann entiende la democracia como “el mantenimiento de la complejidad a pesar del continuo trabajo decisorio, el mantenimiento del ámbito de selección más amplio posible para decisiones siempre nuevas y diversas” (Vallespín, p. 27).[1]

En la Teoría Política en el Estado de Bienestar Luhmann considera a la democracia como un criterio que debe asegurar la dinámica general del sistema político, esto es, los procesos comunicativos que ocurren de forma circular a través de los tres subsistemas que a su vez lo componen, los cuales Luhmann identifica como: el público, la administración y la política.

Entonces, la “circulación dinámica” que plantea el modelo luhmanniano interpreta los procesos en la sociedad de la siguiente forma:




En términos generales, se podría decir que la democracia sería el elemento dentro del sistema político que se encargaría de asegurar el correcto funcionamiento del sistema como una totalidad, en la comunicación y la emisión de las decisiones con efectos políticos. 










[1] Este concepto Vallespín lo toma de un texto de Luhmann titulado “Komplexitat und Demokratie”





[1] Harto de Vera, F. (2005) Ciencia Política y Teoría Política contemporánea. Madrid: Editorial Trotta.
[2] Roiz, J. (1980) Introducción a la Ciencia Política. Análisis empírico de la Teoría Empírica contemporánea. Barcelona: Vicens-Vives.
[3] Según una aclaratoria que hace Harto de Vera (2005), citando a Roiz (1980) sostiene que “el término «enfoque» es una traducción del inglés approach, que implica acercarse a, aproximarse a, abordar. Por tanto, además de la connotación visual en la traducción española como «enfoque», también hay que incorporar este contenido de acción, de actividad motora” (pp.133-134)
[4] Easton, D. (1953) The Political System; (1965) A Framework for Political Analysis; A System Analysis for Political Life.
[5] Almond, G. y Powell, B. (1972) Política comparada. Una concepción evolutiva, Paidós, Buenos Aires.
[6] Deutsch, K. (1980) Los nervios del gobierno. Modelos de comunicación y control políticos. Paidós: Buenos Aires.
[7] L.W. Pye (1968). Political Systems and Political Development, en S. Rokkan (ed.), Comparative Research across Cultures and Nations, Paris: Mouton.
[8] F.W Riggs, The Comparison of Whole Political Systems, en R.T. Holt y J. E. Turner, The Methodology of Comparative Research.
[9] García, R. (2006). Sistemas Complejos. Conceptos, método y fundamentación epistemológica de la investigación interdisciplinaria. Barcelona: Gedisa Editorial.
[10] Luhmann, N. (1993). La teoría política en Estado de Bienestar. Madrid: Alianza.
[11] Este es el primer artículo que plantea el concepto de autopoiesis.
[12] Al respecto, conviene hacer referencia a las consideraciones hechas por Karl W. Deutsch en su texto “Los Nervios del Gobierno”. En este texto el autor hace una importante observación sobre el cambio de paradigma en las ciencias sociales, de adoptar modelos con un trasfondo mecanicista, para suscribir modelos teóricos de la biología. Deutsch explica el tránsito en el campo científico del concepto clásico de mecanismo hacia el concepto de organismo: al respecto, el primero estuvo inspirado en “la relojería”  y fue una perspectiva que se desarrolló desde el siglo XIII: “un modelo aplicado a la descripción de las estrellas en el sistema de Newton; al gobierno en los escritos de Hobbes y Maquiavelo; a las teorías sobre “el equilibro de poder” y “los frenos y contrapesos” de Locke, Montesquieu y los padres fundadores de la Constitución norteamericana; y al cuerpo humano en autores del siglo XVIII tales como La Metre, en su libro El hombre máquina” (Deutsch, 1980: 58). Mientras que los modelos en las ciencia inspirados en el organismo son resultado de las insuficiencias del primero “la insistencia sobre la totalidad, las interrelaciones, el crecimiento y la evolución -proclamados en la literatura y educación por Rousseau, y en política por Burke- se reforzó con vigor durante el siglo XIX, con el desarrollo de las ciencias biológicas, y dio por resultado la amplia popularidad del concepto de “organismo”…como modelo apropiado para la realidad”(Deutsch, 1980:61). Sobre esta línea aparece la autopoiesis dentro del análisis en las ciencias sociales.

Comentarios

Entradas populares de este blog

David Held y el Modelo de la Democracia Cosmopolita, Por Guillermo Martinez

David Held (1995) en su texto La democracia y el orden global plantea una nueva concepción de la democracia. En esta obra el autor hace una reevaluación de las bases conceptuales e institucionales de la teoría de la democracia, haciendo especial referencia a sus principales desafíos en la época contemporánea. La dinámica de la economía mundial ha venido generando un proceso de inestabilidad y de dificultades dentro de los Estados, y entre ellos, que escapa al control de cualquier comunidad política. Del mismo modo, el incremento de las relaciones trasnacionales impulsa nuevas dinámicas y formas de tomar decisiones que incluyen a Estados, organizaciones intergubernamentales y grupos de presión internacionales; la intensificación de los sistemas de comunicación transnacional; la proliferación de tecnología militar y de armas, y la agudización de los grandes problemas internacionales, todo ello se encuentra superando los límites y fronteras nacionales tradicionales; y se conviert...

Reflexiones sobre el Modelo de Democracia Participativa

                                                                             CONTEXTO: David Held en su texto Modelos de Democracia , plantea a la democracia participativa como su octavo modelo de democracia. Esta idea política tiene sus orígenes a finales de los años sesenta, cuando la Nueva Izquierda comenzó a efectuar presiones para impulsar reformas, para pensar desde otra perspectiva conceptos como los de la democracia y la libertad. Según Held, los principales autores que se han convertido en referencia para este tema son C.B. Macpherson (1977) y Carole Pateman (1970, 1985). En este orden, si bien el término “democracia participativa” se utiliza para incluir una diversidad de modelos de democracia, desde la concepción de la democracia en la antigua Grecia, hasta las versiones...